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agosto 4, 2012 / Roberto Giaccaglia

Lo que no hay que hacer si uno quiere escribir, aunque sea masomeno #2

Siguiendo con nuestra columna “Todo lo que usted NO tiene que hacer si quiere escribir, aunque sea masomeno”, les traemos en esta oportunidad a la coach de relaciones de pareja señora Viviana Rivero, y su novela que ya va como por la séptima edición, Secreto bien guardado (Editorial Emecé, 2012).

Adelante Viviana:

Durante el día, Amalia y Marthin solían cruzarse en alguna parte del hotel o por las mañanas en el desayuno; cuando lo hacían se saludaban de manera distante, a veces con una simple inclinación de cabeza; y en el tiempo que los alemanes llevaban en el Edén, sólo una vez se unieron a una actividad general del hotel; el programa elegido fue la cabalgata matutina del grupo ecuestre de Amalia. Si bien hubo sorpresa al encontrarse, el intercambio de palabras entre él y la muchacha fue exiguo, cual si nunca antes se hubieran visto antes”.

Primero que nada, debemos decir que el día incluye la mañana. Así que la conjunción “o”, usada para añadir otra posibilidad (por ejemplo: Ponete el blanco “o” el azul), no sirve cuando decimos algo como: “Se cruzaban durante el día o la mañana” (porque la mañana ya está ahí). En realidad, toda la idea de “la mañana” está de más… Y bien pensado, ya eso de “durante el día” sobra. A Viviana le habría bastado con algo como: “Amalia y Marthin solían cruzarse en alguna parte del hotel, a veces en el desayuno”.

Lo segundo, la cantidad de puntos y coma. Son esos signitos que se usan para bizquear en las conversaciones de chat. El popular “wink”. No sirven para otra cosa. Ya lo decía Kurt Vonnegut: los puntos y coma sólo se usan en redacciones de secundaria. En el caso del pequeñísimo párrafo que Viviana nos trae de ejemplo, vemos tres (¡3!) puntos y coma, encadenando oraciones que estarían mucho mejor encadenadas con puntos seguidos (las dos primeras), y con dos puntos hacia el final. Allí donde dice: “…sólo una vez se unieron a una actividad general del hotel”, ponemos los dos puntos para aclarar enseguida de qué se trata, creando un efímero suspenso mucho más efectivo que la sequedad del punto y coma, que parece terminar con la idea y pasar a otra cosa. ¿Ven? Queda más lindo.

Lo tercero, aquello de “Si bien hubo sorpresa al encontrarse, el intercambio de palabras entre él y la muchacha fue exiguo…”. Querida Viviana, así como lo cortez (Alberto) no quita lo cabral (Facundo), la sorpresa del encuentro no excluye la insignificancia del trato. Los amantes se ven, abren grandes los ojos, tal vez se sonrojan un poco y… ¡siguen su camino! ¿Por qué no, si la idea es que nadie se entere de que se aman? Hola y chau, como quien dice. Además, como ya nos venías contando, Viviana, no se esperaba mayor contacto o charla del encuentro… ¿o acaso no nos dijiste que cuando se veían “se saludaban de manera distante”?

Y para concluir la lección que nos trae Viviana, debemos rescatar -como si no saltara ante nuestros ojos-, el tremendo y se diría que hasta desmedido uso del énfasis puesto en el adverbio “antes”. Lo que así usado, como Vivi, vendría a decirnos algo como: “Nunca se habían visto en un tiempo anterior… ¡y anteriormente tampoco!”. Como para que a nadie le queden dudas, le queden.

Eso fue todo por hoy, amigos. Para más consejos acerca de lo que NO debe hacerse cuando se escribe -¡quizá a partir de este mismo libro, tan generoso!-, sigan sintonizados.

One Comment

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  1. Valeria / Ago 7 2012 11:13 am

    Qué guacho…

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