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diciembre 4, 2011 / Roberto Giaccaglia

Proyecto canción #3


«Better By You, Better Than Me» , del disco Stained Class (Judas Priest, 1978)

Cuando escuché por primera vez “Better By You Better Than Me” -hacia finales de los ochenta, principios de los noventa-, en cassette de edición nacional, comprado usado, por correo, nada sabía de la suerte que habían corrido dos adolescentes de Reno, Nevada, en la víspera de Navidad de 1985 escuchando la misma canción. Ray Belknap y James Vance, un par de loosers totales, seguramente, se pegaron un tiro con la canción de fondo. Primero uno -Belknap-, y después el otro -Vence-, utilizando el segundo la misma escopeta. Vence no estaba muy convencido de hacerlo, así que titubeó y el tiro del final no le salió del todo bien: sobrevivió unos cuantos días, los suficientes para contarles a sus padres lo ocurrido, quienes, ni lerdos ni perezosos, demandaron al cantante y a la banda que habían estado escuchando. El juicio es famoso, y debería figurar en los anales de la estupidez humana. Allí se puede ver a los hambrientos familiares de los jóvenes y a sus abogados aduciendo que Rob Halford, el cantante en cuestión, indujo a los chicos a cometer suicidio al «sugerirles» entre estrofa y estrofa «do it, do it, do it». Me enteré del hecho muchísimos años después, cuando el cassette se había vuelto inservible, gracias a un documental sobre sucesos varios referidos a la «maldad» que encarna el rock y el peor de sus hijos, el heavy metal. No recuerdo si fue en ese mismo documental en que se mostraba la cara destrozada de Vence, pero en algún lado debo de haberla visto, quizá en sueños, vaya a saber. Este dijo, al parecer, que la cuestión estaba planeada de antemano, y que si bien no quería morir, no tenía opción, menos que menos al ver la resolución que acababa de poner en la tarea su compañero Belknap. Mientras sonaba la canción, Belknap, para darle ánimos, había dicho que la vida en sí no estaba hecha para vivirla, sino que era un paso hacia el más allá, el definitivo. Y cuanto antes mejor. Y si no, escuchá lo que nos está diciendo esta canción: «hacelo, hacelo, hacelo…», dijo para terminar de convencerlo. Confieso que nunca le había prestado atención a esa fracesita escondida entre las líneas del estribillo, ese famoso do it, do it, do it… Para mí empezó a existir -a sonar- luego de conocer la historia de Ray Belknap y de James Vance, como empieza a existir un dolor luego de que descubren algo en nuestra última radiografía. Vaya a saber. Hay que decir, en defensa de mi capacidad de percepción, que aquel cassette donde escuchaba “Better By You Better Than Me” estaba medio destruido, y para colmo lo escuchaba en un grabador de un solo parlante (un Grundig de color gris y teclas negras en el lomo, con una manija para llevarlo de un lado a otro, que funcionaba con cuatro pilas grandes), que había pertenecido a mi padre. Recién con el advenimiento de los cds, esa frase se me hizo patente. Tal vez Ray haya tenido un buen equipo de música en su habitación, quién sabe, un equipo de alta fidelidad en el 85, cuando varios miles de kilómetros más al sur un casi niño en su pueblo le robaba el grabador a su padre para escuchar sus primeros cassettes de heavy metal… Yo, por mi parte, no podía escuchar el do it, do it, pero igual la canción me enganchó de entrada. Recuerdo que lo primero que hice al oírla por primera vez fue fijarme en el cartoncito del cassette para leer el nombre de los compositores… ¿Por qué? ¡Porque no sonaba en absoluto a Judas Priest! La canción tenía un tinte pop, un ritmo demasiado pegadizo, hasta una cadencia, se diría, dulce, levemente empalagosa, un poco ñoña en definitiva, todo lo cual la alejaba de la imagen dura de tachas y cuero negro y fuegos infernales que caracterizaba para mí la música de Judas Priest. Inevitablemente, uno se hace imágenes en la cabeza conforme a lo que oye, y entonces “Better By You Better Than Me” no tenía nada que ver con el preconcepto de paladines del metal con el que se me aparecían los Judas Priest cuando practicaba mi guitarra de aire o ponía sus discos a todo lo que daba: “Better By You Better Than Me” era una canción pop -eso que escuchaban los sordos de mis amigos-, ni más ni menos, una canción de amor, para más datos, una canción de pérdida, de abandono, de desolación culpa de alguien que deja a su pareja… ¡¿qué carajo tenía que ver el metal con eso?! (años después, el cantante se declararía gay, pero es un asunto que no viene a cuento). Mi corazón, debo decirlo, se dividió un poco -bastante-, mientras el resto de mí no sabía muy bien cómo reaccionar. La joda era que la canción me atraía más de lo que lo había hecho cualquier otra de Judas Priest. Me atraía más, incluso, que cualquiera de mi disco preferido de la banda, Screaming for Vengeance, que salió un par de años después que el disco que contiene a “Better By…”, es decir Stained Class. Bueno, fui entonces corriendo a ver el nombre del compositor de la canción, porque no podía tratarse de los conocidos Halford/Downing/Tipton, es decir el trío principal al frente de las letras y de la música. Y no, claro que no, ¡yo tenía razón! Es raro cómo la mente retiene momentos del todo insignificantes para el resto de las personas, momentos que a simple vista no definen al parecer nada de lo que somos o quizá en lo que nos hemos convertido… Pero yo creo que esa búsqueda, esa urgencia por saber de quién era la canción que me estaba cautivando y que acababa de dividirme en dos, dice mucho del preadolescente que era y esto en lo que terminé convirtiéndome, para bien o para mal. Allí figuraba, pues, un tal Gary Wright… ¿Quién carajo era? No existía la wikipedia entonces, así que tardé bastante en enterarme de que el tal Gary había formado parte de un grupo inglés llamado Spooky Tooth, bastante malo tengo que decir, o mala por lo menos es su propia versión -la original, claro- de la canción. Pero en fin, después de que Judas Priest se mete con alguna canción ajena es difícil -muy- que el propio autor no empalidezca. ¿No le pasó acaso a la buena de Joan Baez cuando los Priest se animaron con su “Diamonds & Rust”? ¿A quién le importa la versión original de la Baez ahora? ¿O a quién le importa, ya que estamos, la versión original de “Better By…” hecha por Spooky Tooth? Ni siquiera me da ganas de escucharla. No es una versión para matarse, ja.